El mes pasado nos fuimos de picnic, un tanto diferente, al parque del Retiro en Madrid.
Digo un tanto diferente porque fue nocturno y sin llevarnos nada de comida de casa. Nocturno porque vinieron mi marido y mi hija con unos amigos a buscarme a la salida del trabajo y sin comida porque el plan era cogernos, según mi marido y nuestra amiga Isabel (la de la receta del bizcocho de harina de arroz, que por cierto está triunfando en el blog), las mejores hamburguesas del mundo.
Y es que según ellos las hamburguesas que preparan en el Alfredo’s Barbacoa (calle Lagasca nº 5, por si os queréis pasar algún día) son las mejores que han comido nunca. Y después de probarlas, tengo que darles la razón, sencillas en cuanto a los ingredientes que llevan, pero con una carne de calidad, sabor y en su punto, insuperable.
Así que, para el Retiro que nos fuimos con nuestras hamburguesas y sus acompañamientos, uno de los cuales era la famosa coleslaw, una de las guarniciones básicas americanas para las hamburguesas junto con las patatas fritas y los aros de cebolla.
Yo no la había probado hasta la fecha y a Isabel y a mí nos encantó, los Pablos ni la probaron, y estuvimos dándole vueltas a ver cómo se haría la salsa, que es lo que le da el toque, mostaza, Crème fraîche (una crema fresca, grasa y algo ácida), qué más, qué más…
Y a la mañana siguiente, muy aplicada ella, me mandó el enlace a esta página con la receta de la auténtica coleslaw.
No sé si es la auténtica o no, ya que la coleslaw parece que ya se hacía en la época del imperio romano como una ensalada que consiste en col blanca cruda picada de forma fina, acompañada de zanahoria también troceada con una salsa a base de crema agria y sin mostaza.
Ésta es la versión americana con más ingredientes, pero desde luego está de muerte, sola o acompañando a una deliciosa hamburguesa, esta vez hecha por mí.
Buscando por internet he visto que existen muchas variaciones de la receta que pueden llevar otros ingredientes como lombarda, piña, y en cuanto al aliño, las hay sin mayonesa en la salsa, incluso sin mostaza. Como veis podemos prepararla de diferentes maneras, aptas para todos los gustos y aquí os dejo con una de ellas.
Ingredientes (4 raciones, para a acompañar)
• 150 g de col (repollo)
• 1 zanahoria pequeña
• 1/2 manzana Golden
• 2 cucharadas de mayonesa
• 1/2 cebolleta pequeña
• 1 cucharada de azúcar
• 1 bote de Crème fraîche – crema/nata agria (yo puse uno de 20 cl)
• 1 cucharada de mostaza americana, suave.
• 1 cucharada de vinagre de vino blanco
• Sal y pimienta negra
Elaboración
Lavamos bien la col, pelamos la zanahoria y las picamos junto con la cebolleta en tiras muy muy finas, con un buen cuchillo, un poco de tino y mucha paciencia.
Pelamos la manzana y procedemos de la misma forma.
Ponemos todos los ingredientes de la salsa (la crema fresca, la mayonesa, la mostaza, el azúcar, el vinagre, la sal y la pimienta) en un cuenco y mezclamos bien.
Incorporamos la salsa al resto de ingredientes y mezclamos bien, estrujando un poco.
Debe reposar en la nevera unas cuatro horas. Mejor si la preparáis de un día para otro.
En la receta original ponía que había que ir escurriéndola cada unas cuantas horas, para quitar el agua que suelta el repollo, pero a mi no me hizo falta.
Disfrutadla con una buena hamburguesa, una opción más ligera que las patatas fritas.